Ubicado en Urubó Village, este espacio social se distingue por su morfología orgánica y su integración armónica con el entorno natural. La arquitectura contemporánea apuesta por formas curvas, estructuras suaves y materiales nobles como concreto pulido, piedra y madera. Esta combinación genera un contraste sutil entre lo edificado y la vegetación circundante, reforzando el vínculo con el paisaje.
Una piscina ovalada se convierte en el espejo de agua central, rodeada de asientos de concreto y mobiliario minimalista que evocan un oasis moderno. La barra, bajo una pérgola iluminada, se transforma en foco visual nocturno, mientras senderos de piedra y jardines cuidadosamente trazados guían el recorrido. El interior de servicios se concibe con un enfoque sensorial, empleando espejos y superficies curvas. La iluminación, tanto natural como artificial, está diseñada para acentuar volúmenes, texturas y atmósferas de calma.
El proyecto promueve sostenibilidad, sensibilidad material y una experiencia inmersiva, donde el diseño responde al contexto natural con elegancia y fluidez.
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